Recursos para el Desarrollo Infantil Temprano en tiempos de coronavirus

Una buena salud mental proporciona una base esencial de la estabilidad que soporta todos los otros aspectos del desarrollo humano – desde la formación de amistades y la capacidad de hacer frente a la adversidad, a obtener éxito en la escuela, el trabajo y la vida comunitaria.

Interrupciones en este proceso de desarrollo pueden poner en peligro la capacidad de un niño para aprender y relacionarse con los demás, con consecuencias para toda la vida. Los problemas en el desarrollo cognitivo, social y emocional, así como alteraciones en la salud física y mental, a menudo son el resultado de interacciones complejas entre la predisposición genética de un niño y su exposición a la adversidad.

Todos los niños que experimentan adversidades prolongadas corren el riesgo de tener problemas de salud física y mental; pero aquellos individuos que se encuentran física o emocionalmente vulnerables al estrés son más propensos a experimentar impacto a largo plazo.

Comprender cómo el bienestar emocional puede fortalecerse o interrumpirse en la primera infancia puede ayudar a madres, padres y cuidadores principales, a promover entornos y experiencias que impidan estos problemas y remedien las dificultades tempranas, con las cuales no se desestabilice el proceso de desarrollo.

En el contexto de la pandemia por el actual coronavirus, nos vemos obligados a cuidar profundamente la salud física y mental de todos, en especial las niñas y niños necesitan de adultos equilibrados y seguros, para continuar con un desarrollo óptimo mientras estamos atendiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias de cada lugar, para ello, me permito compartir con ustedes algunos recursos para apoyar las actividades a realizar con los más pequeños del hogar.

Sigue el enlace de Google Dirve, espero sean de utilidad ¿conoces otras? comparte con nosotros y hacemos más grande la colección.

Recursos compartidos

 

Ilustración: Pixabay

 

¿Qué son las habilidades blandas y cómo medirlas?

por Marta Rubio-Codina | Suzanne Duryea |

Cada vez se escucha hablar más y más de las habilidades transversales, socioemocionales, o fundacionales—de cómo la creatividad, la empatía o la capacidad de trabajar en equipo, por ejemplo, son aspectos importantes a considerar en candidatos a un empleo, más allá de su formación y experiencia. Tanto es así que formuladores de políticas e incluso premios Nobel en economía reclaman cada vez más inversiones en estas habilidades y existe un número creciente de programas—centrados en torno a la música o al deporte, por ejemplo—cuyo fin último no es tanto producir músicos virtuosos o atletas de élite sino promoverlas.

Y parece que funciona. La evaluación del programa de música “El Sistema” en Venezuela encontró un aumento en los niveles de autocontrol y una reducción en las dificultades de comportamiento para los niños que participaron en las orquestras. Asimismo, la evidencia indica que el desarrollo socioemocional, y habilidades como la atención y la perseverancia, entre muchas otras, contribuyen a un mejor desempeño a lo largo de la vida. Incluso habilidades blandas en los cuidadores de niñas y niños, tradicionalmente no consideradas relevantes para su desarrollo, sí lo son.

¿Se miden estas habilidades?

Una gran cantidad de habilidades están catalogadas como transversales. Estas incluyen, entre otras:

  • las habilidades socioemocionales, como la interacción con los demás y manejo de emociones
  • los rasgos de personalidad, como la intraversión o la autoestima
  • los patrones de comportamiento, esto es, problemas conductuales o actitudes disruptivas
  • las habilidades de autoregulación, como el autocontrol o la capacidad de concentración.

Asimismo, existen uno o más instrumentos para medir muchas de estas habilidades: por ejemplo, el test del Marshmallow mide el control de impulsos en niños de 3 a 5 años, dejándolos solos en una habitación frente a ‘marshmallows’, galletas, caramelos y otras delicias; el test de la Torre de Londres mide habilidades de planeación en mayores de 7 años a través del uso de cuentas y clavijas de colores para resolver retos; y la Escala de Empatía Básica o el Índice de Reactividad Interpersonal son pruebas de reporte o autoreporte para medir la empatía en niños, adolescentes y adultos.

Además, economistas y científicos sociales interesados en las ciencias del comportamiento están desarrollando nuevos e innovadores instrumentos para medir conceptos como el altruismo, la confianza o la perseverancia, ¡con lo que el número de opciones es creciente!

El reto de medir las habilidades transversales

Ante esta gran cantidad de habilidades transversales y de herramientas para medirlas, el reto de identificar el instrumento para una población determinada es complejo, especialmente cuando el interés es obtener medidas que permitan la evaluación de programas y/o comparaciones dentro de y entre poblaciones. Instrumentos distintos se enfocan a rangos etarios distintos, si bien la mayoría de los instrumentos existentes han sido desarrollados en poblaciones WEIRD (blancas, educadas, industrializadas, ricas y democráticas, por sus siglas en inglés) y, en consecuencia, con validez y capacidad de medición cuestionable cuando son aplicadas en poblaciones distintas, con valores, percepciones y necesidades marcadamente distintas.

Por ejemplo, un reciente estudio muestra que las personas que sonríen son percibidas como más competentes, amigables y felices en las sociedades WEIRD, pero como menos inteligentes en otros países. La estrategia de medición—esto es, si se pide al sujeto realizar una tarea, versus participar en una entrevista o completar un cuestionario—también puede afectar el valor de la medición por lo que en ocasiones las personas no necesariamente “decimos” lo que “hacemos” y ¡mucho menos cuando se nos pregunta por temas personales! Esto se conoce como sesgo de deseabilidad social.

Algunas ideas para identificar qué y cómo medir

Al seleccionar un instrumento para medir habilidades transversales es importante considerar:

  • Qué habilidad se quiere medir y por qué (diagnóstico individual, poblacional, impacto de un programa o intervención, etc.). En el caso que se esté evaluando una intervención, entender los mecanismos que podrían transformar resultados también es crítico.
  • La edad y el contexto sociodemográfico y cultural de la población de estudio (nivel de alfabetización, familiaridad con la tecnología en caso de aplicarse vía tableta, valores, etc.)
  • Qué requiere la adaptación de la prueba al contexto, en qué medida se han realizado estas adaptaciones y si garantizan su confiabilidad (resultados consistentes) y validez (mide lo que debe medir).
  • La sencillez en la interpretación de los resultados.

Dado el rol fundamental de la medición para visibilizar problemas y necesidades y monitorear el impacto que pueden tener los programas e intervenciones para resolverlas, es importante destinar tiempo y recursos a entender cómo medir las habilidades transversales y cómo hacerlo a escala y de forma comparable entre grupos poblacionales. Es una apuesta para un conjunto de elementos que cada vez serán más relevantes en el ámbito social.

Descarga el reporte “El futuro ya está aquí. Habilidades transversales en América Latina y el Caribe en el siglo 21” para conocer más sobre estas habilidades y cómo medirlas.

¿Por qué crees que es importante medir las habilidades transversales? ¿Conoces iniciativas para medirlas en tu país? Déjanos tu comentario o menciona a @BIDgente.

Publicado en https://blogs.iadb.org/desarrollo-infantil/es/habilidades-blandas/

Deja de arrepentirte por el pasado y toma las riendas de tu tiempo

The New York Times · by Elizabeth Grace Saunders · May 4, 2019

Clemens Bilan/EPA vía Shutterstock

Tal vez no te tomaron en cuenta para un ascenso o te quedaste sin trabajo; quizá pasaste varios años en un programa de doctorado o tuviste un fracaso matrimonial; tal vez no viste a tus hijos crecer o desperdiciaste tu salud, o quizá perdiste la confianza.

No importa. ¿Por qué lo digo? Porque he sido consejera en administración del tiempo durante los últimos diez años y he visto clientes que llegan con estos arrepentimientos (todos ellos ocasionados por un manejo del tiempo deficiente) y los he visto liberarse. Te encuentras en la cárcel de la mala administración del tiempo, pero la única persona que te mantiene encerrado ahí eres tú.

Yo sigo creyendo en ti. Sé que la manera en que administraste tu tiempo en el pasado no tiene por qué definir cómo gestiones tu tiempo en el futuro. A continuación, te presento cuatro áreas en las que necesitas hacer algunos cambios para que puedas ser libre al manejar tu tiempo. No dejes que él te maneje a ti.

Cuando alguien cuestiona tus elecciones respecto al tiempo, te pones a la defensiva

Si aún no estás dispuesto a admitir que te arrepientes de tu pasado, estás atrapado en este aspecto. Cuando tienes la oportunidad de tomar decisiones más equilibradas en el presente, no lo haces.

Quizá cuando tus hijos te preguntan por qué no estuviste presente cuando ellos eran niños, no admites que tienes remordimientos secretos respecto a las oportunidades que pudiste haber perdido por ser incapaz de administrar tu tiempo. Podrías pensar algo como: “En efecto muy pocas veces vi a mis hijos despiertos cuando vivían en casa, pero me ascendieron más rápido que a cualquier otra persona de mi departamento”. Quizá incluso podrías resistirte a hacerte responsable de tus actos en el presente debido a los remanentes del pasado. Podrías pensar algo como: “Bueno, a mi esposa podría gustarle que llegue a casa a cenar ahora que los chicos ya no están. Podría hacerlo, pero entonces tendría que explicarle por qué no llegué a cenar los últimos veinticinco años y eso es algo que no quiero hacer”.

Lo que estás evitando en realidad

Hay ocasiones y etapas de la vida en las que de verdad no tenemos elección cuando se trata de trabajar muchas horas. Admiro a los hombres y mujeres que hacen lo necesario para arreglárselas con lo que tienen cuando no hay otras opciones.

Pero hay casos en los que sí tuviste opción y elegiste no administrar tu tiempo, con lo que heriste a las personas que querías y que te querían. En esos casos, estar a la defensiva (lo que el experto en relaciones interpersonales John Gottman describe como “autoprotección en forma de indignación justificada o victimización inocente en un intento de repeler un supuesto ataque”) puede sentirse como si estuvieras protegiéndote, pero en realidad te mantiene encarcelado. Estás evitando sentirte culpable, avergonzado y escuchar unos cuantos “te lo dije”, pero hacerlo te mantiene atrapado en los patrones del pasado. Eso abre brechas innecesarias entre tú y tus seres queridos en el presente y el futuro.

Cómo liberarte

Para romper las cadenas de estar excesivamente a la defensiva respecto a la forma en que has administrado tu tiempo hasta ahora, es necesario que te perdones a ti mismo. Reconoce y acepta tus errores del pasado y luego perdónate a ti mismo. Podrías hacerlo de la siguiente manera: “Me perdono por no planificar mi tiempo correctamente y por perderme los acontecimientos importantes de la vida de mis hijos”, o “Me perdono por no establecer límites en mi trabajo, pues mi matrimonio y mi salud fueron afectados”.

Una vez que aceptes con sinceridad la realidad de tu pasado, podrás dirigir tu atención al presente y hacer cambios para avanzar.

Asumes el fracaso antes de intentarlo

Si piensas: “¿Para qué me tomo la molestia? Estoy tan atrasado que no importa lo que haga, no habrá diferencia”, quizá tu prisión sea una impotencia aprendida. Esta es una forma de percibir el mundo en la que te vuelves inapropiadamente pasivo después de haber estado expuesto a sucesos incontrolables en el pasado. En efecto, ahora tienes tiempo de trabajar en un proyecto, pero ya te perdiste las primeras dos fechas límite debido a circunstancias que escapan a tu control, así que en lugar de eso te pones a navegar en internet.

Lo que estás evitando en realidad

Puesto que la experiencia del pasado te ha demostrado que tus esfuerzos no tienen el poder de mejorar tu situación, justificas tu falta de acción como una forma de evitar un esfuerzo que no generará ningún cambio. Tu pasividad es una manera de sentirte en control de una situación que parece incontrolable. A corto plazo, te aísla de la trampa de intentarlo, y de la sola posibilidad de equivocarte, pero a largo plazo, solo será una sentencia totalmente garantizada de que pasarás más tiempo en la cárcel del arrepentimiento.

Cómo liberarte

Intenta algo, lo que sea. No te concentres en que el intento te dé grandes resultados, o que te dé resultados en absoluto. Siéntete feliz porque hiciste algo: abre ese documento del proyecto que has evitado durante semanas y léelo durante quince minutos. Habrás avanzado quince minutos del camino. En ocasiones, comenzar marca toda la diferencia y, quién sabe, tal vez cuando hayan transcurrido esos quince minutos estés tan concentrado que le dediques otros quince.

Sal del trabajo con el tiempo suficiente para ejercitarte antes de irte a casa. No tendrás un cuerpazo de la noche a la mañana, pero tendrás una sesión de ejercicio de ventaja respecto al día anterior. Cada vez que realizas una acción positiva (sin importar cuán pequeña sea) acumulas evidencia real de que puedes hacer algo para mejorar tu administración del tiempo y esas cositas comienzan a acumularse.

Dejas que los errores del pasado te paralicen

Esta podría ser tu prisión si comienzas a avanzar y haces cambios positivos… pero entonces las consecuencias de tu mala administración del tiempo en el pasado te hacen sentir tan mal que dejas de hacerlo. No puedes concentrarte porque no dejas de pensar: “Ojalá no hubiera desperdiciado tanto tiempo, ahora llevaría un mayor trecho recorrido. No puedo creer que dejé que las cosas empeoraran tanto. ¿Cómo pude perder tantas oportunidades para terminar esto?”.

Estos pensamientos se sienten como puñetazos en el estómago. En lugar de seguir avanzando, escapas de la golpiza deteniéndote por completo y distrayéndote con algo que representa una carga emocional menor, lo que significa que jamás cumplirás con los cambios que podrían liberarte y mejorar tu forma de administrar el tiempo.

Lo que estás evitando en realidad

Si te suena conocido, lo que estás haciendo es evadir la dolorosa realidad. Si has perdido tiempo, dinero y oportunidades, además del hecho de que tus acciones te dirigen hacia esa realidad, puede resultarte difícil enfrentarla, pero es necesario si lo que deseas es reflexionar acerca de los errores de tu pasado y progresar.

Es muy semejante a lo que sucede con quienes se están recuperando de una adicción y pasan por un periodo de depresión cuando logran estar sobrios y comienzan a tomar acciones positivas para administrar su tiempo, pues pueden sentirse peor antes de mejorar.

Cómo liberarte

Si dejas que la autocrítica del pasado te frene, seguirás tomando decisiones que te lleven al arrepentimiento. No obstante, puedes elegir usar ese arrepentimiento como una fuerza positiva en tu vida y aprender lo que no debes hacer. Así, cuando surja un pensamiento autocrítico como: “De verdad lo eché a perder. No puedo creer lo retrasado que estoy con este proyecto”, puedes pensar: “Sí, estoy atrasado a causa de mis decisiones pasadas, pero no quiero atrasarme más, así que ahora voy a dedicar el tiempo que pueda a avanzar en él. Si hago lo que hice en el pasado, solo empeoraré la situación”.

No te sientes digno de imponer tus límites

De vez en cuando, todos nos sentimos culpables de haber perdido oportunidades y tener pendientes que nunca nos decidimos a cumplir. No obstante, si te niegas a marcar tus límites con las personas porque en el pasado has hecho las cosas mal, la culpa podría ser tu prisión.

Es probable que ahora estés haciendo un gran trabajo, pero sabes que perdiste mucho tiempo el año anterior. Te sientes culpable por no haber cumplido con las expectativas de los demás y preocupado de que “te descubran”. Puesto que te sientes culpable por esa mala administración del tiempo, respondes llamadas telefónicas del trabajo a las 22:30 o te quedas conectado a tu correo electrónico todo el fin de semana. No te sientes digno de privilegiar tus propias necesidades.

Lo que estás evitando en realidad

En este caso, en realidad estás evitando el conflicto o la posibilidad de que se presente uno. Como te sientes incómodo con los sucesos del pasado, permites que otras personas te controlen. Quieres evitar que se molesten y “demostrar” lo que vales. Temes poner límites y que luego te vayan a recordar errores del pasado o que intenten usar dichos errores en tu contra.

Cómo liberarte

Una vez que has corregido el pasado en la medida de lo posible, eres libre de abandonar la cárcel del arrepentimiento y continuar. Tienes el derecho a decidir qué es bueno para ti y qué no lo es, y un pequeño conflicto ahora para tomar el control de tu tiempo te ahorrará aún más conflictos después. Debes tener el valor de establecer límites para poder tomar decisiones sabias respecto a tu administración del tiempo en el presente y para tener un estilo de vida llevadero y saludable en el futuro.

La libertad vale la pena el sacrificio

Es probable que lidiar con todo esto ocasione cierto dolor emocional a corto plazo. Podría haber días, semanas, o incluso meses, dependiendo de la gravedad del problema, en los que sea bastante doloroso; sin embargo, en el otro extremo se encuentra la libertad de administrar y controlar tu tiempo sin que te preocupen las expectativas de los demás y sin estar encadenado a tus propias exigencias emocionales.

La única manera de ser quien quieres ser y hacer lo que deseas hacer es liberarte.

Elizabeth Grace Saunders es consejera en administración del tiempo y autora de «The 3 Secrets to Effective Time Investment, How to Invest Your Time Like Money y Divine Time Management». Es colaboradora habitual de Harvard Bussiness Review y Fast Company.

The New York Times · by Elizabeth Grace Saunders · May 4, 2019

Jugar con los niños, ¿un tema de género?

 por María Caridad Araujo

jugar es un tema de género

Es una reunión familiar de domingo en casa de los Rodríguez. En el comedor, los hombres se han quedado haciendo una sobremesa y hablan de fútbol y política mientras se preparan para un juego de naipes. En la cocina, las mujeres terminan de secar los platos del almuerzo y a su alrededor, corretean los niños pequeños jugando y armando un alboroto. La conversación de ellas se ve interrumpida con frecuencia porque los niños acuden a sus madres cuando uno de ellos se cae y necesita un abrazo, cuando un par no logra ponerse de acuerdo sobre quién usa primero un juguete, o también cuando se han acalorado y quieren tomar un vaso de agua. ¿Te resulta familiar esta escena? Probablemente.

Repartición desigual de tareas

En América Latina y el Caribe, al igual que en otras regiones del mundo, las tareas de cuidado y crianza de los hijos recaen principalmente sobre las mujeres. Datos generados por el Banco Interamericano de Desarrollo para once países de la región nos dicen que entre el 20% de los menores de 5 años en países como Brasil, Ecuador, Perú y Uruguay y el 40 o 50% en Jamaica y Colombia respectivamente crecen en hogares monoparentales, principalmente en hogares encabezados por mujeres.

Pero incluso dentro de aquellos hogares biparentales, las mujeres tienen a su cargo una mayor proporción de las responsabilidades de cuidado, atención, e interacción con los niños de 0-5 años. Hace no mucho, la CEPAL sistematizó datos para 17 países de América Latina y el Caribe sobre la proporción del tiempo dedicado a quehaceres domésticos y cuidados no remunerados. Estos datos muestran que la distribución de estas labores entre hombres y mujeres es inequitativa. En todos los países, la proporción del tiempo reportado por las mujeres es el doble o más que el que reportan los hombres, y en países como Brasil, Ecuador y Honduras llega a ser hasta cuatro veces mayor.

¿Qué más sabemos sobre la región?

Junto con mis colegas del BID, sistematizamos información de encuestas de hogares en nueve países de América Latina y el Caribe, en las cuales se pregunta a las familias con hijos menores de 5 años sobre la frecuencia con la cual los niños jugaron con su padre o su madre en los tres días previos a la entrevista. Estas incluyen actividades que pueden ser parte de la vida cotidiana, como leer libros, contar historias, cantar, salir a pasear, jugar y nombrar o enumerar objetos. Observamos algunas tendencias para todos los países.

Primero, y consistente con la evidencia descrita antes, la interacción directa con los niños de 0-5 años recae desproporcionadamente sobre las mamás. Para todas las actividades analizadas, las madres realizan el doble o más actividades con sus hijos en comparación a los padres.

Segundo, la frecuencia de la interacción con los niños aumenta con el nivel educativo de la madre y del padre. Esto quiere decir que las madres y padres con más años de escolaridad realizan más actividades de juego con sus hijos que las madres y padres con menos educación. Los datos que tenemos no nos permiten determinar si esto se debe a que, por su educación, estos padres y madres conocen más sobre la importancia del juego para el desarrollo de sus hijos o si es simplemente un efecto ingreso: al ser más educados tienen mayores ingresos y pueden consumir también más tiempo de ocio y jugar con sus hijos.

La tercera tendencia y la que más me sorprendió es que, aunque el nivel absoluto de la frecuencia de actividades de juego aumenta con la educación, no cambia la distribución de tareas entre géneros. En otras palabras, también en hogares donde el padre y la madre tienen mayores niveles educativos, es la mujer quien se encarga principalmente de las interacciones de juego con los niños y las realiza con mayor frecuencia.

Estrategias para igualar la balanza en el cuidado

La ciencia del desarrollo infantil habla contundentemente sobre cómo, a través del juego y la interacción con los adultos que rodean al niño durante sus primeros años, se configura la arquitectura del cerebro en el momento de su mayor crecimiento y desarrollo. Si los padres se involucran menos de lo que podrían en las interacciones con sus hijos, ¿qué potencial de desarrollo y aprendizaje estamos desperdiciando como sociedad?

Desde el punto de vista de la política pública, lo que sabemos sobre la situación actual levanta algunas preguntas importantes. ¿Cómo promover una participación más activa de los varones en la crianza de los hijos? La educación no parece ser condición suficiente. ¿Pueden modificarse las normas sociales y culturales que están detrás de estas tendencias?

Cuéntanos tus ideas para igualar la balanza en las tareas de cuidado infantil en los comentarios o menciona a @BIDgente en Twitter.

Fuente: Blog Primeros Pasos, Banco Interamericano de Desarrollo

¿Cómo se adptan los niños al cambio?

 

Copyright © 2018. Banco Interamericano de Desarrollo. Si deseas republicar el artículo, por favor solicita autorización a sph-communication@iadb.org

Por Alina Gómez Flórez.

¿Cuáles son los mecanismos de adaptación que hacen que unos niños vivan la experiencia de ingresar al centro infantil o la escuela con curiosidad y alegría, mientras que otros lo hacen con angustia, temor y hasta rechazo? Quienes hemos acompañado este tipo de cambios como el tránsito del hogar al centro de cuidado durante la primera infancia y de éste a la escuela, nos hemos preguntado cómo el nuevo ambiente y las personas a quienes están expuestos afecta a estos pequeños.

Apoyados por la ciencia podemos afirmar que el mecanismo regulador de la adaptación del niño a nuevas condiciones del entorno se consolida sobre la base de las experiencias previas y los vínculos afectivos establecidos, y no viene predeterminado desde el nacimiento. Es la corteza cerebral la que cumple el papel principal de reunir y coordinar las reacciones. La transición a las nuevas condiciones de vida implica cambios, por ejemplo, en los hábitos de dormir y de la alimentación y, dado el componente emocional y psicológico de este proceso, en general puede dar paso a nuevas reacciones que afectan su estado de salud.

Las particularidades de la vida y la educación de un niño, los factores de riesgo y sobreprotección que vienen de la familia, la no satisfacción de la necesidad de independencia, el incumplimiento de horarios y el nivel de juego, son otros factores que inciden en el proceso de adaptación.

Acogida y adaptación en la primera infancia

El proceso de acogida y adaptación es fundamental para la transición exitosa del niño de un nivel educativo a otro. Las acciones y condiciones de acogida implican recibimiento, abrigo, cuidado y aceptación desde el reconocimiento de sus características, potencialidades y necesidades particulares.

La acogida va más allá de una simple bienvenida. Se extiende a todos los días que el niño necesite para lograr adaptarse. Implica hacerlo sentir importante y acompañado en su experiencia de desarrollo y aprendizaje, a partir de acciones intencionadas por parte de todos los agentes educativos como los maestros, familiares, directivos, personal de apoyo, entre otros.

Desde la experiencia del Modelo de Transiciones Exitosas de la Fundación Bancolombia, se define la Acogida-Adaptación como un proceso clave de las transiciones en primera infancia, basada en estos principios educativos:

– Individualidad: Cada niño tiene un ritmo propio a la hora de crear, sentir, comprender, ver al otro, realizar una actividad. Su voz, el vínculo que establece con los demás, sus fortalezas y dificultades lo hacen único a la hora de solucionar, enfrentar y buscar las respuestas y, por ende, aprender. Requiere flexibilidad en el enfoque del proceso y eliminación de esquemas rígidos de los adultos frente al comportamiento de los niños.

– Separación paulatina del núcleo familiar: En la medida que aumenta el tiempo de permanencia del niño en el centro infantil, se reduce el tiempo que la madre – el padre emplea en participar con su hijo en el proceso de adaptación. Algunas de las medidas que se pueden tomar para que el momento de separación sea más tranquilo incluyen hablarles con anticipación de lo que va a suceder y llevarlos a realizar un reconocimiento del nuevo lugar y de las personas con las que compartirán su tiempo. Además de hacer partícipe al niño de estos cambios, estas actividades unen a la familia para que la transición se caracterice por mayor seguridad y confianza.

– Incorporación gradual de procesos y actividades: Los diferentes momentos y actividades que el niño realiza en la institución se van incorporando gradualmente. La satisfacción de necesidades básicas del niño, como la alimentación, el control de esfínteres, los juegos y todas las actividades orientadas por los agentes educativos, implican para el niño una nueva acción compleja.

El juego es muy propicio para formar interrelaciones que posibilitan un buen proceso de adaptación a las nuevas condiciones de vida y al contacto con otros niños y adultos. El juego de coparticipación, por ejemplo, es un indicador de la adaptación real del niño al ambiente educativo, ya que implica pasar de la dependencia hacia el adulto, a la relación de iguales con los compañeros.

– Principio de flexibilidad en la incorporación de nuevos hábitos y de respeto por los existentes: Todas las condiciones habituales del niño han de permanecer idénticas al máximo, para introducir poco a poco las nuevas variables y evitar aumentar el nivel de ansiedad.

Considerar estos principios permitirá que la estancia del niño en un nuevo centro educativo sea más tranquila, interesante y feliz. Además, tener en cuenta la experiencia de vida que trae consigo el niño y su contexto familiar y cultural, serán los puntos de partida para el éxito en este momento de cambios para el niño y su familia.

¿Cómo se enfrentan los procesos de cambio en tu casa o centro educativo? Cuéntanos en la sección de comentarios o menciona a @BIDgente en Twitter.

Alina Gómez Flórez es directora de proyectos de AlinaConsultorias y psicóloga.

 

Salud mental en el trabajo

Salud mental en el lugar de trabajo

Octubre de 2017

Datos y cifras

  • El trabajo es beneficioso para la salud mental. Sin embargo, un entorno laboral negativo puede causar problemas físicos y psíquicos.
  • La depresión y la ansiedad tienen unas repercusiones económicas importantes: se ha estimado que cuestan anualmente a la economía mundial US$ 1 billón en pérdida de productividad.
  • El acoso y la intimidación en el trabajo son problemas frecuentes que pueden tener considerables efectos negativos en la salud mental.
  • Las organizaciones pueden aplicar muchas medidas eficaces para promover la salud mental en el lugar de trabajo y aumentar con ello la productividad.

 

Visión general

Más de 300 millones de personas en el mundo padecen depresión, un trastorno que es la principal causa de discapacidad. Además, muchas de ellas sufren también síntomas de ansiedad. Según un reciente estudio dirigido por la OMS, los trastornos por depresión y por ansiedad cuestan a la economía mundial US$ 1 billón anual en pérdida de productividad. Por otro lado, es bien conocido que el desempleo es un factor de riesgo de problemas mentales, mientras que la obtención de un empleo o la reincorporación al trabajo ejercen efectos protectores.

No obstante, un entorno de trabajo adverso puede ocasionar problemas físicos y psíquicos, un consumo nocivo de sustancias y de alcohol, absentismo laboral y pérdidas de productividad. La promoción de la salud mental en el lugar de trabajo y el apoyo a las personas que sufren trastornos psiquiátricos hace más probable la reducción del absentismo laboral, el aumento de la productividad y la obtención de beneficios económicos que conllevan estos efectos.

En esta hoja informativa se trata sobre la salud y los trastornos mentales en el entorno laboral y sobre los problemas que puede causar o agravar el trabajo, como el estrés y el desgaste profesional.

 

Riesgos para la salud relacionados con el trabajo

Hay muchos factores del entorno laboral que pueden afectar a la salud mental. En la mayoría de los casos, los riesgos que conllevan se deben a una interacción inadecuada entre el tipo de trabajo, el entorno organizativo y directivo, las aptitudes y competencias del personal y las facilidades que se ofrecen a este para realizar su trabajo. Por ejemplo, puede ocurrir que una persona tenga las aptitudes necesarias para llevar a cabo sus tareas pero no disponga de suficientes recursos o no reciba el apoyo que necesita debido a las prácticas de gestión y administración de la empresa.

Estos son algunos de los riesgos para la salud mental:

  • políticas inadecuadas de seguridad y protección de la salud;
  • prácticas ineficientes de gestión y comunicación;
  • escaso poder de decisión del trabajador o ausencia de control de su área de trabajo;
  • bajo nivel de apoyo a los empleados;
  • horarios de trabajo rígidos; y
  • falta de claridad en las áreas u objetivos organizativos.

Los riesgos también pueden guardar relación con el contenido del trabajo. Por ejemplo, puede que las tareas asignadas a una persona no se adecúen a sus competencias o que la carga de trabajo sea permanentemente elevada. Algunos trabajos, como ocurre con los que desempeñan el personal humanitario y el de primera intervención, acarrean un riesgo más elevado, pueden afectar a la salud mental y causar síntomas de trastornos psiquiátricos o un consumo nocivo de alcohol, drogas o psicofármacos. Además, los riesgos pueden ser superiores en situaciones en las que el equipo no está cohesionado o no se dispone de apoyo social.

El acoso psicológico y la intimidación en el trabajo (mobbing) son causas frecuentes de estrés laboral y otros riesgos para la salud de los trabajadores, y pueden ocasionar problemas físicos y psicológicos. Estos efectos en la salud tienen consecuencias para las empresas, que se concretan en pérdidas de productividad y una alta rotación del personal. Además, pueden afectar negativamente a las interacciones familiares y sociales.

 

Pautas para crear un entorno saludable de trabajo

Un aspecto importante para conseguir que el lugar de trabajo sea saludable es la formulación de leyes, estrategias y políticas gubernamentales, tal y como han puesto de manifiesto los trabajos recientes sobre este asunto de la Brújula de la UE para la Actuación en materia de Salud Mental y Bienestar (EU-Compass). En un lugar de trabajo saludable, los trabajadores y los directivos contribuyen activamente a mejorar el entorno laboral promoviendo y protegiendo la salud, la seguridad y el bienestar de todos los empleados. En una guía publicada recientemente por el Foro Económico Mundial se recomienda que las intervenciones tengan un triple enfoque:

  • proteger la salud mental reduciendo los factores de riesgo relacionados con el trabajo;
  • promover la salud mental desarrollando los aspectos positivos del trabajo y las cualidades y capacidades del personal; y
  • tratar de solucionar los problemas de salud mental, con independencia de su causa.

 

En la guía se explican las siguientes medidas que pueden adoptar las organizaciones para crear un ambiente de trabajo saludable:

  • tomar conciencia del entorno de trabajo y de cómo se puede adaptar para promover una mejora de la salud mental de los distintos empleados;
    aprender de las motivaciones de los directivos y empleados de la organización que han adoptado medidas;
  • no reinventar la rueda y fijarse en las medidas adoptadas por otras empresas;
    conocer las necesidades de cada trabajador y las oportunidades de que dispone, con el fin de elaborar mejores políticas en materia de salud mental en el lugar de trabajo; y
  • conocer cuáles son las fuentes de apoyo a las que pueden recurrir las personas para pedir ayuda.

 

Estas son las intervenciones y prácticas adecuadas para proteger y promover la salud mental en el lugar de trabajo:

  • aplicar y hacer cumplir las políticas y prácticas de seguridad y protección de la salud, que permitan detectar el estrés patológico, las enfermedades y el consumo nocivo de sustancias psicoactivas, así como facilitar recursos para ello;
  • informar a los trabajadores de que pueden pedir ayuda;
  • promover la participación del personal en las decisiones, transmitir una sensación de control y de participación e implantar prácticas en la organización que promuevan un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal;
    ofrecer a los empleados programas de desarrollo profesional; y
    reconocer y recompensar la contribución del personal.

Las intervenciones en materia de salud mental deben formar parte de una estrategia integrada de salud y bienestar que abarque la prevención, la detección temprana, el apoyo y la reincorporación o readaptación. Los servicios y los profesionales de la salud ocupacional pueden ayudar a las organizaciones a aplicar estas intervenciones donde estén disponibles, pero incluso cuando no lo estén, se pueden introducir una serie de cambios para proteger y promover la salud mental. La clave del éxito consiste en implicar a las partes interesadas y al personal de todos los niveles cuando se lleven a cabo intervenciones de protección, promoción y apoyo y cuando se evalúe su eficacia.

Los estudios disponibles sobre la costoeficacia de las estrategias en materia de salud mental indican que estas rinden beneficios netos. Por ejemplo, en un estudio reciente dirigido por la OMS se estimó que por cada dólar invertido en ampliar el tratamiento de los trastornos mentales más habituales se obtuvieron 4 dólares en mejora de la salud y la productividad.

 

Apoyo en el trabajo a las personas con trastornos mentales

Las organizaciones tienen la obligación de prestar apoyo a las personas con trastornos mentales para realizar su trabajo o reincorporarse al mismo. Los estudios demuestran que el desempleo, en particular si es de larga duración, es perjudicial para la salud mental. Muchas de las iniciativas descritas anteriormente pueden ayudar a las personas que padecen trastornos mentales. En particular, la flexibilidad horaria, la adaptación de las tareas asignadas a estas personas, la lucha contra las dinámicas negativas en el lugar de trabajo y la confidencialidad y facilitación de la comunicación con los cuadros directivos les pueden ayudar a continuar realizando su trabajo o reincorporarse al mismo.

Se ha demostrado que los tratamientos de base científica son beneficiosos para las personas que sufren depresión y otros trastornos mentales. Debido al estigma asociado con estos trastornos, los empresarios deben asegurarse de que las personas que los padecen cuentan con su apoyo, pueden pedir ayuda para continuar realizando o reanudar sus actividades y disponen de los recursos necesarios para hacer su trabajo.

El artículo 27 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad proporciona un marco mundial jurídicamente vinculante para promover los derechos de las personas afectadas, entre ellas las que presentan discapacidades psicosociales. En el texto se reconoce el derecho de las personas con discapacidad a trabajar en igualdad de condiciones con las demás y sin sufrir ningún tipo de discriminación, así como a recibir apoyo en su lugar de trabajo.

 

Respuesta de la OMS

En lo relativo a las políticas a escala mundial, en el Plan de acción mundial sobre la salud de los trabajadores (2008-2017) y el Plan de acción sobre salud mental (2013-2020) de la OMS se establecen los principios, los objetivos y las estrategias de aplicación pertinentes para promover la salud mental en el lugar de trabajo. Se trata de tener en cuenta los determinantes sociales de la salud mental, tales como el nivel de vida y las condiciones de trabajo; prevenir y promover la salud, incluida la mental, mediante actividades que, entre otros aspectos, reduzcan la estigmatización y la discriminación; y mejorar los servicios de salud, incluidos los de salud ocupacional, para ampliar el acceso a la atención científicamente contrastada.

Con el fin de ayudar a las empresas y los trabajadores, la OMS ha elaborado una serie de documentos sobre la protección de la salud de los trabajadores en los que se formulan recomendaciones para atajar problemas habituales en esta esfera, como el acoso y el estrés. Como parte del Programa de acción de la OMS para superar la brecha en salud mental (mhGAP), que ofrece herramientas basadas en datos científicos para prestar servicios sanitarios, la OMS proporciona instrumentos técnicos para detectar precozmente y tratar los trastornos provocados por el consumo nocivo de alcohol y drogas y para prevenir el suicidio, que también pueden ser útiles para mejorar la salud mental en el lugar de trabajo.

Programa de acción para superar las brechas en salud mental (mhGAP)
En esta esfera, la OMS está elaborando y probando algunas herramientas de autoayuda que utilizan las tecnologías de la información. Estas herramientas pueden ser útiles para que las personas de países de ingresos medios y bajos gestionen los trastornos mentales más habituales, el consumo nocivo de alcohol y el estrés patológico.

 

Fuente: Organización Mundial de la Salud

http://www.who.int/mental_health/in_the_workplace/es/

BRAINBOW

El cableado del cerebro es asombrosamente complejo. Nuestro propio cerebro tiene decenas de miles de millones de neuronas conectadas a través de quizás cientos de trillones de sinapsis.

brainbow2-1

Para trazar las vías más largas que interconectan diferentes regiones del cerebro, laboratorios CBS desarrollaron un método genético para etiquetar cada célula nerviosa individual de un color diferente para identificar y realizar un seguimiento de los axones y dendritas a largas distancias. Con microscopía de luz, imagen científicos los patrones de ramificación y las conexiones de todos los axones dentro de una región del sistema nervioso en ratones transgénicos que expresan un número de diferentes proteínas fluorescentes en las neuronas individuales. La idea aquí es codificar con colores los «cables» individuales y «nodos». Las imágenes a continuación (todo cortesía de J. Lichtman) dan una indicación de la potencia de este enfoque.

Más información:

http://cbs.fas.harvard.edu/science/connectome-project/brainbow

Las Experiencias Construyen la Arquitectura Cerebral

 

Este video, originalmente titulado «Las Experiencias Construyen la Arquitectura Cerebral», es de la serie «Tres Conceptos Básicos en el Desarrollo Temprano». La serie muestra cómo los avances en la neurociencia, la biología molecular y la genómica ahora nos dan una mejor comprensión de cómo los principios de las experiencias se construyen en nuestros cuerpos y cerebros, para bien o para mal.

El subtitulado de este video fue producido con el apoyo de la Fundación Carlos Slim.

View the original video in English: https://www.youtube.com/watch?v=VNNsN…

To view more resources in Spanish from the Center on the Developing Child at Harvard University, please visit:http://developingchild.harvard.edu/re…

El poder del cerebro (BRAIN POWER: From Neurons to Networks)

Es la tercera película de la nube de la serie «Let it Ripple: Mobile Films for Global Change». Están disponibles para la personalización libre para cualquier organización sin fines de lucro que trabaje para hacer una diferencia en el mundo.

Para solicitar una versión personalizada gratuita de esta película por favor escriba a jesse@letitripple.org o visite http://www.letitripple.org para más información.

Check out the #TEDBook that accompanies this film. Info at: http://www.letitripple.org

Un estudio halla que los adultos jóvenes que han tenido depresión tienen unas redes cerebrales ‘híper conectadas’

El hallazgo podría ayudar a predecir, prevenir y tratar el trastorno, apuntan los investigadores
Robert Preidt

Traducido del inglés: jueves, 28 de agosto, 2014

Imagen de noticias HealthDay

 

MIÉRCOLES, 27 de agosto de 2014 (HealthDay News) — Los adultos jóvenes que tuvieron depresión en la adolescencia parecen tener unas redes cerebrales «híper conectadas», informan unos investigadores.

Los hallazgos podrían mejorar la comprensión sobre la depresión, y podrían conducir a nuevas formas de predecir, prevenir y tratar la enfermedad, según los investigadores, de la Universidad de Illinois, en Chicago.

Los investigadores realizaron escáneres cerebrales a 30 voluntarios de 18 a 23 años de edad que tuvieron depresión en la adolescencia, y a un grupo de control de 23 adultos jóvenes que nunca habían sufrido de depresión.

Muchas regiones del cerebro en los que tenían antecedentes de depresión estaban híper conectadas, lo que significa que se «comunican» entre sí más bien en exceso. Esa híper conectividad se relacionó con la rumiación, en que una persona piensa de forma constante sobre un problema sin intentar hallar una solución de manera activa.

«La rumiación no es una forma muy saludable de procesar la emoción», apuntó en un comunicado de prensa de la universidad el autor para correspondencia del estudio, Scott Langenecker, profesor asociado de psiquiatría y psicología. «La rumiación es un factor de riesgo de la depresión y para la recurrencia de la depresión si ha habido en el pasado».

El estudio aparece en la edición en línea del 27 de agosto de la revista PLoS One.

Los investigadores planifican dar seguimiento a los participantes para determinar si tener redes cerebrales híper conectadas predice una recurrencia de la depresión.

«Si podemos ayudar a los jóvenes a aprender a cambiar las estrategias mal adaptadas, como la rumiación, eso podría protegerles de contraer depresión crónica y ayudarles a permanecer bien en la adultez», afirmó en el comunicado de prensa la autora líder del estudio, Rachel Jacobs, profesora asistente de investigación del Instituto de Investigación Juvenil de la UIC.

Langenecker añadió que «creemos que la depresión es un resultado del desarrollo, y no una conclusión ineludible que las personas tienen que deprimirse. Si podemos proveer prevención y tratamiento a las personas con el mayor riesgo, quizá podamos prevenir la depresión, reducir el número de episodios depresivos, o reducir su gravedad».

 

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare

FUENTE: University of Illinois at Chicago, news release, Aug. 27, 2014